1. Creación literaria de monstruos
2. Relatos de fantasmas veraniegos
3. Encuentro poético junto al lago Leman
4. Inspiración para personajes literarios
5. Creación de personajes famosos
6. Metáforas sobre vida y libertad
7. Leyendas mitológicas literarias
8. Influencia del mito en el cine
9. Estudio de Alberto Manguel sobre Frankenstein
10. Nueva traducción de una obra clásica
La historia original de uno de los monstruos más famosos de la historia de la literatura. Traducción de Silvia Alemany Vilalta Introducción de Alberto Manguel En el verano de 1816, el poeta Percy B. Shelley y su esposa Mary se reunieron con Lord Byron y su médico en una villa a orillas del lago Leman. A instancias de Lord Byron y para animar una velada tormentosa, decidieron que cada uno inventaría una historia de fantasmas. La más callada y reservada, Mary Shelley, dio vida así a quien sería su personaje más famoso: el doctor Frankenstein. Al cabo de un año completaría la novela. La historia es de todos conocida: un científico decide crear una criatura con vida propia a la que luego rechaza. Metáfora sobre la vida, la libertad y el amor, Frankenstein o el moderno Prometeo es una maravillosa fábula con todos los ingredientes de los grandes mitos, un gran clásico que ahora recuperamos con una nueva traducción y precedido de un espléndido estudio de Alberto Manguel sobre la influencia del mito en el imaginario del cine.
Mary Shelley (1797-1851) es universalmente conocida por ser la autora de Frankenstein o el Moderno Prometeo (1818). Casada con el poeta Percy B. Shelley e hija de los filósofos William Godwin y Mary Wollstonecraft, su producción no se limitó a la mítica novela. Junto a sus poemas, diarios y narraciones breves se deben destacar, entre otras, las novelas El último hombre (1826), Lodore (1835) o Mathilda (1959), la colección de biografías Vida de los científicos y hombres literarios más eminentes de Italia, España y Portugal (1835-1839) o libros de viajes como Historia de una excursión de seis semanas (1817) y Caminatas en Alemania e Italia (1844).