Inspirado en la invitación de san Francisco de Asís a vivir un amor que va más allá de las barreras de la geografía y del espacio, y a partir de la parábola del buen samaritano, el papa Francisco se dirige a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, más allá de sus convicciones religiosas, para proponer, en esta encíclica social, el ejercicio de una fraternidad abierta a todos que permita construir un mundo nuevo. Sus páginas quieren ser «un humilde aporte a la reflexión para que, frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras». «Volvamos a promover el bien, para nosotros mismos y para toda la humanidad, y así caminaremos juntos hacia un crecimiento genuino e integral».
Francisco, nombre elegido por el argentino Jorge Mario Bergoglio (Buenos Aires, 17 de diciembre de 1936) para ocupar el Papado, se ordenó sacerdote en 1969 y entre 1973 y 1979 fue superior provincial de los jesuitas en Argentina. En 1992, Juan Pablo II le designó obispo de Oca y uno de los cuatro obispos auxiliares de la Arquidiócesis de Buenos Aires, cuyo arzobispado encabezó desde 1998 hasta 2001, en que fue creado cardenal por el mismo pontífice. Posteriormente, entre 2005 y 2011, presidió la Conferencia Episcopal Argentina. Francisco es el primer Papa procedente del continente americano y el primer no europeo desde el siglo VIII. Escritor prolífico, es autor de numerosos libros, entre ellos Meditaciones para religiosos (1982), Ponerse la patria al hombro (2004), la encíclica Lumen fidei (La luz de la fe, 2013) y la exhortación apostólica Evangelii gaudium (La alegría del evangelio, 2013).