Corre el año 1954 y las cosas no son sencillas para Bernie Gunther. El Gobierno cubano le ha obligado a
espiar a Meyer Lansky, y cualquiera puede imaginarse que meter las narices en los asuntos de un conocido mafioso no
puede ser bueno para la salud. Así que, harto de ese engorroso trabajo, Gunther consigue una embarcación con el
objetivo de huir a Florida. Sin embargo, la suerte no está de su lado, ya que tras la fuga es arrestado y devuelto a
Cuba, donde es encarcelado. En su estancia en prisión conoce a personajes curiosos, como Fidel Castro o Thibaud, un
agente que ejerce de enlace entre la CIA y el servicio de inteligencia francés. Thibaud no es buena compañía para
Bernie y no tarda en demostrarlo al hacerle una propuesta que el detective no tiene más remedio que aceptar: debe
volver a Alemania para alojarse en una prisión y hacer allí un trabajo sucio que puede acabar costándole la vida.
Philip Kerr (Edimburgo, 1956) es uno de los escritores escoceses más reputados del momento.
Tras graduarse en Derecho por la Universidad de Birmingham, trabajó para varias agencias de publicidad. En 1989,
decidió dedicarse a tiempo completo a su vocación literaria y publicó Violetas de marzo (SN, 31), la primera entrega de
la serie protagonizada por el detective Bernie Gunther, que se extiende a ocho novelas más: Pálido criminal (SN, 34),
Réquiem alemán (SN, 35), Unos por otros (SN, 4), Una llama misteriosa (SN, 14), Si los muertos no resucitan (SN, 36),
Gris de campaña (SN, 96), Praga mortal (SN, 200) y El hombre sin aliento (SN, 280). Autor consagrado de género negro y
criminal, su novela Si los muertos no resucitan fue galardonada en 2009 con el III Premio RBA de Novela Negra.