Considerado entre los más importantes escritores del humanismo cristiano, fray Luis de Granada (15041588) gozó hasta el siglo XVIII de una sostenida proyección europea. Su inmensa obra prosística, abarcando los más diversos géneros (desde la oratoria a la biografía, desde los tratados de retórica a la historia natural), se incribe en el campo de la primera reforma católica y entronca con autores como Savonarola y Erasmo. Fray Luis de Granada dedicó su vida a la predicación y la composición de tratados cristianos. Con todo, su obra es mucho más que una serie de tratados hagiofráficos y moralizantes: propuestos como guías para el alma piadosa, concurren en sus páginas, mártires, modelos de virtud, pero también irredentos pecadores y falsarios, como aquella monja portuguesa que fingió toda una serie de experiencias místicas, impostadas llagas y dudosos milagros. Su porfunda convicción cristiana y humanista tiende, no obstante, a la redención, eje de su obra, compuesta en una prosa magistral, de enorme rigor descriptivo y rico colorido.
Fray Luis de Granada (1504-1588) creció bajo la protección de la familia Mendoza. Dominico con una gran formación teológica y gran predicador, la publicación de sus primeras obras le supuso problemas con la Inquisición que le obligaron a marchar a Portugal, donde continuó predicando y escribiendo hasta su muerte.