HAMLET, la obra más conocida de Shakespeare, es en realidad una pieza llena de lagunas e indefiniciones. Una obra enigmática y misteriosa, en la que cada personaje es un artista de la simulación. El propio Hamlet es un ser en continua transformación. En él caben la ceremoniosidad, la cortesía y la reflexión, junto a la pasión, la burla, el enigma o la posibilidad de la locura. En el castillo de Elsenor, en un ambiente que emana corrupción y desconfianza, claustrofóbico y hostil, se alternan escenas solemnes y reveses irónicos, al tiempo que se agita una corte de personajes cuyo sentido último será llevar a Hamlet a vencer su tensión interna y cumplir la venganza por la muerte de su padre. El magnífico estudio de Ángel-Luis Pujante que precede su traducción analiza el carácter incoherente e incierto de la tragedia y sitúa el atractivo de una obra tan compleja y rica en ese halo de misterio que suscita la duda, requiere la meditación y que la ha convertido en uno de los grandes mitos de Occidente.
William Shakespeare (Straford-upon-Avon 1564-1616) va ser actor, poeta i dramaturg. Les seves obres, escrites a finals del segle XVI i començaments del XVII (moment en el qual escriu les tragèdies més conegudes), són representades avui arreu del món de manera regular. De Shakespeare, i en traducció de Joan Sellent, Quaderns Crema ha publicat Hamlet (2000) i El rei Lear (2008).