A lo largo del siglo XVIII, España vivió una serie de tensiones y conflictos derivados de las contradicciones entre los intereses del viejo orden social y las exigencias de la dinámica moderna. Para el autor de este volumen, la clave del período está en la constante relación entre lo individual y lo colectivo, entre las acciones humanas y las condiciones sociales heredadas e impuestas por intereses muy minoritarios, empeñados en perpetuarse.