FERNÁNDEZ BUJÁN FERNÁNDEZ, ANTONIO
La aplicación de la Declaración de Bolonia a la Universidad Española, realizada por el RD. 1393/2007, ha supuesto una reducción sustancial de la enseñanza teórica dedicada a las disciplinas jurídicas en los nuevos Planes de Estudio. En consonancia formal con la nueva situación y con la finalidad de adaptarse a las exigencias del denominado Espacio Europeo de Educación Superior, he creído conveniente sacar a la luz una versión reducida y esencializada de los capítulos que podrían considerarse básicos de la obra que, en esta misma Editorial, se publica bajo el Título de Derecho Público Romano, y alcanza ya la decimotercera edición.
El derecho romano constituye la experiencia jurídica más paradigmática de la historia europea. La enseñanza del Digesto Justinianeo en la Bolonia del siglo XI, está en el origen de la que fue la primera universidad europea, y contribuye, desde entonces, a la conformación de la lógica jurídica de los estudiantes de las Facultades de Derecho, al tiempo que les faculta para entender los distintos Ordenamientos jurídicos modernos como el resultado de sucesivas experiencias históricas, que deberán ser tenidas en cuenta por los estudiosos a la hora de interpretar y aplicar el derecho vigente, así como para abordar la antigua y permanente aspiración de construir un sistema jurídico y una ciencia del derecho de carácter supranacional.
El estudio aséptico del derecho positivo, incluso del vigente en un periodo en el que su conformación se haya producido con arreglo a criterios político-democráticos de justicia, sin una valoración histórica y filosófica de las normas jurídicas, comporta el riesgo de producir en el estudiante una percepción sacralizada o dogmática de la ley, lo que daría como resultado una figura de experto o técnico de normas en vigor que no distaría mucho de la vilipendiada imagen del leguleyo.
La influencia de la Historia del Derecho Romano en la Historia de Europa es continuada en el tiempo, comenzando por los propios ideales e idea de la comunidad europea que Roma recibe de Grecia y desarrolla en la estructura constitucional y administrativa de la República y el Principado. El ideal democrático ateniense, germen de la convivencia política europea, encuentra una de sus más antiguas experiencias en la República romana, que se prolonga a lo largo de casi seis siglos, y en cuyos últimos años, la libertad, en palabras de Cicerón, se continúa identificando con el sometimiento a las leyes públicas y la ausencia de reyes.