Para muchos de los angoleños modernos la kianda es una "sirena", un ser fantástico al que, en general, se identifica con el de la mitología europea extendida por los portugueses durante el periodo colonial. Sin embargo, tras esta mirada simplista y superficial, hay algo más profundo arraigado sólidamente en las tradiciones de los pueblos bantúes de habla kimbundu, originarios de la región de Luanda.
La kianda es un genio de la naturaleza, una divinidad o ser sobrenatural, por tanto de vida infinita, creado por Nazambi (Dios), al único al que obedece y del que recibió el encargo de proteger ciertos lugares (en concreto zonas acuáticas), como intermediario entre su Creador y los hombres; un ente mitológico que puede ser hombre o mujer y no tiene necesariamente forma de pez, aunque puede adquirir la que desee según las circunstancias; que viste y se adorna como las personas y aparece o desaparece sin que la gente se dé cuenta; que vive en el mar, las fuentes, ríos, lagos, lagunas, en cualquier paraje húmedo de las montañas y bosques; un ser que no canta como las "sirenas europeas" para atraer a los hombres, pero sí puede hacerlo por placer y aun hablar a las personas, permitiendo que cualquiera pueda entrar en contacto con ella mediante las ofrendas adecuadas o a través de una especie de sacerdotes (kilambas) preparados para tal fin.
Este libro reúne una colección de historias de la kianda tomadas de la tradición oral angoleña por Fernando Pinto Cebrián, quien ya ha publicado en esta misma editorial otros cuatro títulos dedicados igualmente al rescate de tradiciones populares y literatura oral: "Bajo la Jaima. Cuentos populares del Sáhara", "Proverbios saharauis", "Adivinanzas saharauis" y "Juegos saharauis para jugar en la arena. Juegos y juguetes tradicionales del Sáhara".