FernándezMolina escribe de Mariano Esquillor: «Lírica, novela, entregas y ejemplar autobiografía que sin duda admirarían Cervantes y el mismo Proust.» Los lectores que aún vivan inocentemente en la ignorancia abrirán con Huracán de sol los ojos a los de un poeta excepcional. En el epílogo de este libro leemos: «Vive Esquillor y escribe del único modo posible, a brazo partido, con la elocuencia e inspiración de un caballero de la triste figura capaz de conjurar la esperanza, en oposición a un Alonso Quijano apegado a la mediocridad y la miseria. Aúna la materia de la carne, del aliento y la sangre con el espíritu, la libertad y la fe. No existe en sus textos separación entre lo terrenal y lo divino, sino que suma ambos conceptos para mejor interpretar la naturaleza de su conciencia, es decir, su particular reflejo de la verdad. Su poesía es sincera y joven en el mejor sentido del término, por lo tanto, ajena a lo caduco, a la derrota y lo enquistado. Sus anhelos, fracasos e indecisiones se trenzan en su discurso sin pretensiones didácticas, ni asamblearias, ni pedantes. Sus poemas traslucen la necesidad de aprender a vivir. »