Pramoedya Ananta Toer, popularmente conocido como Pram, es el más célebre escritor indonesio, autor de las novelas internacionalmente aclamadas que conforman El Cuarteto de Buru y una figura prominente de la literatura mundial. Tengo tanto que decir. Quiero hablar sobre las generaciones jóvenes y sobre los estudiantes que pelearon hasta que Suharto fue obligado a renunciar. Quiero hablar de otros tiempos, cuando las personas eran perseguidas, asesinadas, y echadas al mar. No tengo acceso a los medios y ninguna organización me apoya. Ardo por dentro. Ustedes vinieron aquí para que nosotros pudiéramos hablar, de modo que puedo abrirme y fastidiarlos con todas las frustraciones y maldiciones que he acumulado en mi interior por muchas décadas. Así comienza esta extraordinaria conversación con el gigante literario de Indonesia. Ésta es la primera entrevista con Pram (y la última), el novelista y escritor ampliamente reconocido como el artista que dió expresión a la visión revolucionaria de la identidad cultural de Indonesia. Mezclando nacionalismo anticolonial, humanismo, y narración épica en piezas maestras de la literatura, la obra de Pramoedya se sitúa entre la de los más excelentes escritores modernos. Si no es tan conocido en los círculos académicos y literarios de Occidente, es debido a las excepcionales condiciones de exilio, encarcelamiento, censura y represión bajo las que ha tenido que trabajar. Su relativa oscuridad fuera de los círculos de los especialistas de Indonesia y el Sudeste Asiático es también una consecuencia de la sórdida historia de relaciones de conveniencia entre el sistema de gobierno de EE.UU. y la dictadura del General Suharto. Exiliado por diez años en el campo de internamiento en la Isla Buru y ahora muy débil para poder escribir, aquí está vivo (recientemente fallecido) un escritor que aún arde por dentro, llevando dentro de él una inmortal pasión por la verdad, la justicia y la dignidad humana. Recogemos y hacemos nuestras las palabras de Chomsky: Es un raro privilegio poder oír la voz de un talento extraordinario, que ha sobrevivido oprobiosos abusos con inmensa valentía y dignidad, y ahora comparte sus sueños, sus luchas, y su dolor, en un país y una cultura en decadencia. Es una voz de austera elocuencia, de penetrante perspicacia, de tristeza por lo que pudo haber sido, y un llamado a las nuevas generaciones a retomar la lucha y a dedicarse a los sueños que nunca serán imposibles de alcanzar.