En La jornada de la mona y el paciente, Bellatin consigue uno de sus libros más vertiginosos hasta ahora. Luego de saltar al vacío, Bellatin regresa para ofrecernos un triple regalo: uno de los más arriesgados ejercicios de autocrítica a que un narrador se haya sometido jamás, una explosión de lucidez que sondea las profundidades, un informe genial y lleno de humor sobre las posibilidades reales de la escritura. No en balde es uno de los pocos autores que, con un par de materiales en apariencia inconciliables, ofrece a sus lectores una experiencia esencial.