1919. La revolución está a punto de acabar, en parte, o en buena parte, traicionada por los partidos de izquierda más próximos al poder burgués. El fin de la revolución espartaquista también es el fin, a la vez novelesco y dramático hasta el delirio, de Rosa Luxemburgo quien, consternada por la barbarie de sus tiempos, es encarcelada en 1919 y acaba sus días recibiendo las visitas fantasmagóricas de su amante muerto y del mismísimo Satán. También Karl Liebknecht, su compañero, sucumbe a sus peores pesadillas, pues es incapaz de impedir el desmoronamiento de las filas revolucionarias y la escalada de violencia. El sueño de la revolución (y su fracaso) produce monstruos.
Con Karl y Rosa Alfred Döblin cierra el ciclo narrativo "Noviembre 1918" que empezaría a escribir a finales de 1937 y que se publicó entre 1939 y 1950. Descrita por José María Guelbenzu en El País como "una obra maestra del realismo narrativo", en la obra de Döblin confluyen la tradición de la gran novela clásica que podría encarnar Balzac con la narrativa impregnada de técnicas cinematográficas que encabeza John Dos Passos, lo que convierten al autor en uno de los clásicos alemanes de mayor universalidad y vigencia.
Alfred Döblin (Stettin, 1878 - Emmendingen, 1957) fue uno de los escritores más destacados de la primera mitad del siglo XX. Realizó estudios de medicina en Berlín y Friburgo y se especializó en psiquiatría, profesión que compaginaría con su vocación de escritor. Empezó a publicar poesía en la revista Der Sturm, pero su primer éxito literario sería Los tres saltos de Wang-lun (1915), al que siguieron Wadzek contra la turbina de vapor (1918), Wallenstein (1920) y, sobre todo, Berlín Alexanderplatz (1929). De origen judío, Döblin emigró a Francia cuando los nazis tomaron el poder en 1933 y no regresó a Alemania hasta 1945, donde moriría doce años después aquejado de Parkinson.