Kioto es la quintaesencia del Japón tradicional: templos, jardines sublimes, santuarios pintorescos, estampas callejeras y geishas furtivas que se deslizan por las calles hacia alguna cita secreta. Aunque Osaka no se le compara en belleza, esta ciudad de ritmo acelerado, con vitalidad juvenil y envuelta en deslumbrante neón, impresiona por su excelente comida y ambiente nocturno, y también por la personalidad de sus habitantes.