Al término de la Segunda Guerra Mundial (1945), las dos potencias más poderosas de la época, la URSS y los EE.UU., iniciaron lo que se denominó la Guerra Fría. Una de las disputas más espectaculares fue la carrera del espacio, pero los EE.UU. consiguieron ganar la partida más importante: que un hombre pisase la Luna. El 20 de julio de 1969, a las 10:56 PM, Neil Amstrong puso un pie en la Luna. Desde entonces, son muchas las voces que han dudado de la proeza exponiendo una serie de anomalías que aparecen en las imágenes que se tomaron. Los autores de este libro han investigado el caso y han conseguido hablar con algunos testimonios (llegados desde lo más recóndito de su imaginación) que podrán ofrecer algo de luz sobre tantos enigmas... o no. Porque por mucho que la Luna gire, siempre mantiene una cara oculta. Y, en este caso, resulta divertida, sorprendente y rigurosamente incierta.
Roger Olmos (Barcelona, 1975) tuvo su primer contacto con la ilustración a través de los libros ilustrados que su padre, diseñador gráfico, coleccionaba. Tras un primer trabajo como ilustrador científico para la clínica Dexeus, estudia en la Escuela de Artes Aplicadas Llotja de Barcelona y se especializa en ilustración infantil. En 1999 es seleccionado en la Feria Internacional del libro infantil de Bolonia y Kalandraka publica al año siguiente su primer libro, 'Tío Lobo'. Ha ilustrado carteles y también ha trabajado para prensa, televisión ('Buenafuente'), publicidad,... aunque últimamente en menor cantidad por su ética de respeto a los animales (es vegano y animalista). Aunque recomienda no cerrarse puertas, Roger siente especial predilección por los álbumes ilustrados y establece el paralelismo entre la creación de una película con la de un álbum ilustrado. En cuanto a su metodología, se basa en tres parámetros: observación de los pequeños detalles de la vida para buscar la atención del espectador, retención e interpretación. Tiene una intensa relación con Italia, país en el que publica habitualmente con la editorial Logos Edizioni. También ha trabajado para Edelvives, Random House Mondadori, Macmillan, Kalandraka, Ediciones B, La Galera, Bromera, Alfaguara, Planeta, Anaya y, ahora, A Fin de Cuentos. Ha recibido numerosos premios, entre ellos el Lazarillo (2005) y el Premio al Mejor Libro Ilustrado del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (2015).