En la casa de Aizgorri, su primera novela, plantea Pío Baroja un conflicto social, tratando de encajar en los esquemas de la novela realista la preocupación de un pequeño burgués que ha experimentado dificultades de subsistencia de su pequeña industria familiar. Pero la novela es mucho más que eso, y su valor principal radica en el carácter de representación temprana y destacada de la modernidad literaria. Valle-Inclan, que la eligió admirado, la calificó de obra humana y triste, proyectada sobre una lejanía de niebla por donde pasan vidas de ensueño. Las grandes preocupaciones de su generación -decadencia de ciertos cuerpos sociales, voluntad y abulia- afloran en páginas bellísimas, que expresan lo fragmentario y lo insantáneo de la vida a través de cuadros. Maitena Etxebarría, profesora de la Facultad de Filología de la Universidad del País Vasco, ofrece en la Introducción una lectura renovadora, en clave de contraste entre el heredado realismo decimonónico y la voluntad de cambio en la novela. Maitena Etxebarría, profesora de la Facultad de Filología de la Universidad del País Vasco, ofrece en la Introducción una lectura renovadora, en clave de contraste entre el heredado realismo decimonónico y la voluntad de cambio en la novela.