Una familia de caracoles vivía en una jugosa col. Con la casa a cuestas, la recorrían lentamente en busca de alguna hierba tierna para roer. Un día, un pequeño caracol le dijo a su padre: Cuando sea grande, quiero tener la casa más grande del mundo. Eso es una bobería, respondió el padre, que resultó ser el caracol más prudente de todos. Las cosas grandes no siempre son mejores.