AZARA, PEDRO / AZARA,PEDRO / CABRÉ, TONI (Ilustración)
La primera ciudad existió antes del origen de los tiempos que, precisamente, nacieron de la ciudad de los días lejanos. La fundación de las ciudades incumbía a dioses y héroes, que transmitieron sus saberes a los mortales. En la Grecia antigua, la humanidad del hombre se manifestaba porque moraba en la ciudad; la ciudad hacía al ser humano. El ser se entendía como un ser en la polis, un ser político. Las bestias, los bárbaros y los cíclopes eran ajenos a la ciudad; sólo un trágico accidente convirtió a Robinson Crusoe en un ermitaño.Las ciudades soñadas, imaginadas, ideales, inalcanzables, ubicadas donde no alcanza la vista, en un tiempo lejano o futuro, en lugares limítrofes, en lo alto o en lo más hondo, manifiestan la admiración por la ciudad. La ciudad es una creación, un artificio, bien separado de la naturaleza. Pero también denotan el rechazo de la ciudad real, cercana, del presente. La ciudad ideal tiende un espejo a la ciudad terrenal, que destaca sus imperfecciones. La ciudad hoy trata confundirse con una ciudad ideal o pretende desdibujar los límites que la separan de lo que aún no ha sido co
Pedro Azara es arquitecto y profesor de Estética en la Escuela de Arquitectura de Barcelona. Ha publicado De la fealdad del arte moderno, que resultó también finalista del Premio Anagrama de Ensayo, en su edición de 1990.