Esta obra de Alexander Schmemann puede considerarse, por su carácter póstumo, el legado que sintetiza la complejidad y la densidad de su pensamiento. Obra que, como afirma el propio autor en el prefacio, aunque no tiene pretensiones de ser un estudio «científico» sobre la Eucaristía, constituye sin embargo un testimonio fundamental de la vitalidad del pensamiento ortodoxo.
Organizada en doce capítulos que van siguiendo el desarrollo de la celebración eucarística, Schmemann la concibió como una serie de meditaciones que pretenden alcanzar la raíz del sacramento con un claro objetivo: profundizar la vivencia eucarística de la Iglesia como camino para su renovación en profundidad.
Con este fin, el autor se apoya en tres grandes ejes que recorren el libro: un concepto el Reino, un método la experiencia de la Iglesia y un objetivo una vivencia profética de la Eucaristía en la Iglesia.
Alexander Schmemann (1921-1983) fue profesor de teología litúrgica en el Seminario ortodoxo de San Vladimir, en Nueva York, y un referente intelectual para la Iglesia ortodoxa y el ecumenismo.