La muerte ha gozado y goza entre nosotros de demasiados privilegios. Nuestra cultura la ha sacralizado como motor de la Historia y le ha dado un carácter positivo y necesario, ha pactado con ella y la ha alabado, ha sido deseada como liberación o, en la mayoría de las ocasiones, esgrimida como amenaza, pero rara vez ha sido despreciada y despojada de sus prerrogativas. Bastante poderosa es ella por sí misma, como para que, encima, la halaguemos o aumentemos con nuestra renuncia a ese poder. El terror que hoy despierta en nosotros su sólo nombre es el último rostro de su hegemonía, es el vestigio funesto de un valor añadido que le hemos dado entre todos, un valor sacrificial nacido de nuestro temor y nuestra impotencia, que sólo nos prepara para lo peor y nos aleja de lo mejor de la vida. Nuestro recorrido a través de Schopenhauer, Nietzsche, Unamuno, Camus, Heidegger y Sartre, quiere ser, a un tiempo, el reconocimiento y la denuncia de esa impotencia sobreañadida, la búsqueda de su origen y el rechazo de su necesidad. El objetivo final de este ensayo es esbozar la posibilidad de un pensamiento afirmativo que, aún reconociendo trágicamente el terrible poder de la muerte, combata su hegemonía cultural en Occidente y denuncie las versiones nihilistas de ese dominio, desde su mitificación religiosa o filosófica hasta su actual silenciamiento.
Pepe, como le suelen llamar los amigos, es en sus ratos libres una extraña mezcla de montañero, espeleólogo, fotógrafo y escritor. Nacido en Salamanca en 1958, está casado y es padre de un adolescente. Cuando era un niño su máxima aspiración era recorrer España cabalgando sobre su bicicleta, pero su vida cambió radicalmente cuando conoció al grupo de amigos con los que viaja habitualmente. Ha plasmado sus experiencias en medio centenar de artículos publicados en revistas como Desnivel, Grandes Espacios, Altaïr, Pyrenaica, Tiempo de Aventura, Aire Libre o De Viajes. Cuenta con un archivo fotográfico de unas 45.000 diapositivas y ha conseguido una treintena de premios en importantes certámenes fotográficos (Fotonatura, Fotoaventura, Ciudad de Lucena, Ciutat de Sant Feliu, Alto Duero, Colegio de Geólogos, Club de Iberia, G. E. Merindades ). Compaginando la montaña y la espeleología ha encontrado una armonía perfecta, porque ésta última le ha permitido sentirse pionero en un mundo en el que todo parecía ya descubierto. Cuando le agobia el frío, el barro o la oscuridad, regresa a la superficie y busca en los grandes espacios la luz, los árboles, la vida. Y cuando recupera esas sensaciones perdidas, siente de nuevo nostalgia y desea acompañar al agua en su largo camino subterráneo, para bajar por estrechos recovecos hacia el fondo del valle.