Son numerosas las voces que, de un tiempo a esta parte, profetizan el derrumbamiento final de la práctica filosófica: la filosofía desvanecida ante una profesionalización excesiva, la filosofía desecha en la particularización radical de sus temas, la filosofía desacreditada como un género discursivo más...
Alain Badiou, sin embargo, mantiene que la filosofía es hoy posible y que persiste como legitimación de su propio espacio de saber. Aunque, por supuesto, resulta imprescindible seguir interrogando los modos de dicha persistencia y ése es precisamente el tema de este libro: una reflexión sobre el nombre de la filosofía y sobre la posibilidad de su despliegue en nuestro tiempo. En este marco, Badiou expone las motivaciones comunes que subyacen a las principales corrientes filosóficas contemporáneas -la filosofía analítica, la hermenéutica y la deconstrucción-, revelando la asombrosa subsidiariedad que existe entre todas ellas. A partir de esta constatación, la propuesta de Alain Badiou consiste en un importante desplazamiento respecto de dichas corrientes y sus principales valedores, a un tiempo antecesores y maestros de este pensador igualmente indispensable. La filosofía, otra vez hablaría por tanto de la filosofía un paso más allá: a través, principalmente, de un nuevo estilo filosófico y una revisión radical de las nociones de verdad, sujeto y acontecimiento. Todo ello en conexión directa con una serie de eventos concretos que el propio Badiou asume como directrices determinantes para su pensamiento: «Mi trabajo depende de un nuevo concepto matemático de infinito, pero también de las nuevas formas de política revolucionaria; de los grandes poemas de Mallarmé, Rimbaud, Pessoa o Mandelstam y de la prosa de Wallace Stevens o Samuel Beckett; de las nuevas formas del amor emergidas en el contexto del psicoanálisis y de todas las cuestiones relativas a la sexuación y el género».
Alain Badiou (Rabat, Marruecos, 1937) es un filósofo, dramaturgo y novelista francés. Impartió clases en la Universidad de París VIII y en 1999 fue nombrado director del departamento de filosofía de la Escuela Normal Superior de París, donde estudió entre los años 1956 y 1961. Fue militante y fundador el Partido Socialista (PSU) en 1960, y participó activamente en el movimiento político en torno al Mayo Francés. Es uno de los pensadores franceses más reconocidos.