Las guerras actuales y futuras son y serán guerras asimétricas. La razón es evidente: la guerra simétrica no es ya posible, ya sea por la desproporción de medios existente entre los países de alto presupuesto militar y los de bajo presupuesto, destacando entre los primeros la mayor potencia militar del mundo, EEUU. ya sea por los altísimos riesgos que asumiría el atacante ante un rival con capacidad nuclear o bacteriológica. Una asimetría que tiene un claro exponente en el contencioso que EEUU alienta y desarrolla en Oriente Medio. Las principales características de esa guerra asimétrica que hoy se está librando son: la revalorización de la guerra de guerrillas y la utilización de la acción kamikaze. la desterritorialización, desestatalización y desnacionalización del conflicto. la comunicación como instrumento de guerra. la relativización del factor tiempo, que ha pasado a ser secundario para el contendiente de menor capacidad militar convencional. la presencia de un enemigo difuso camuflado entre la población civil y no consolidado en un área geográfica determinada. y la irrupción del Islam como ideología dominante de la periferia, y por tanto como principal ideología alternativa. Frente a los que postulan que el Islam revolucionario conduce a sus sociedades de vuelta hacia el medioevo, Jorge Verstrynge analiza cómo en realidad el Islam revolucionario ha asumido la modernidad, fundiendo ésta con la idea de revolución y con la tradición islámica, insertándose en el actual proceso de mundialización de una forma peculiar al crear un nuevo internacionalismo desestatalizado. El desarrollo de las armas bacteriológicas, la aparición de las armas genéticas, las investigaciones en torno a nuevas armas químicas son señales claras de hacia dónde se orientarán las guerras asimétricas del futuro.