TRILLO, CARLOS / VARELA, LUCAS (Ilustración)
La Herencia del Coronel. Publicado originalmente en Fierro por entregas y luego editado en formato de álbum en Francia, fue nominado al premio mayor del festival de Angouleme 2008. Se editó en Argentina como El síndrome Guastavino (su título original) y en España es ahora publicado por Dibbuks utilizando el mismo título francés.
Elvio Guastavino es el fiel retrato del burócrata gris e insignificante. Un oficinista de Ministerio que se desenvuelve en una atmósfera opresiva y explotadora, ganan-do un sueldo paupérrimo y recibiendo un trato tiránico y despótico, donde el reite-rado miedo al poder forma parte de su miserable vida. Es hombre temeroso, solita-rio y, aparentemente, inofensivo que vive con su anciana madre invalida, a la cual descuida en atender por una obsesión compulsiva y angustiante, que sostiene con una muñeca de porcelana del siglo XIX (a quien llama Luisita) que un judío anti-cuario exhibe en la vitrina de su tienda de antigüedades y a la cual Guastavino no puede comprar (rescatar) debido a su elevado costo.
Elvio es un hombre desquiciado, atormentado por sus inquietantes recuerdos de un mórbido pasado y es también un producto, un fruto de la visión crítica de esta fábula de horror de Trillo: la valida condena a los militarismos latinoamericanos (no solo al argentino del cual se ocupa la historia) que bajo el pretexto de la defen-sa de los ideales de patria y religión se convirtieron en autenticas fuerzas de ocu-pación en sus propios países, haciendo de la bestial tortura a civiles y la demencial represión interna una práctica común contra su propia ciudadanía. Donde el bru-tal sadismo y el abuso sexual formaban parte de sus sistemáticos métodos antire-volucionarios dirigidos a controlar el orden interno en forma deshumanizante, re-velando además una atroz idea: que el machismo desorbitado, propio de la autori-taria formación militar, finalmente los conduce a una salvaje perversión contra la mujer. A su espeluznante cosificación como simple objeto sexual para un sádico deleite.
(Buenos Aires, 1943-Londres, 2011) colaboró con algunos de los más grandes historietistas argentinos, como Alberto Breccia, Enrique Breccia, Domingo Mandrafina, Horacio Altuna, Juan Giménez, Carlos Meglia, Eduardo Risso o Ernesto García Seijas, entre otros.
Fue uno de los autores de cómic argentinos más populares en Italia, Francia y España.