Primavera de 1965, Anne Wiazemsky acaba de cumplir dieciocho años. Su amiga Florence está convencida de que es perfecta para protagonizar la próxima película de Robert Bresson, Al azar Baltasar, e insiste en organizarle un encuentro con el gran director para que le haga pasar unas pruebas. Consciente de la oportunidad que se le ofrece, Anne accede y deslumbra al cineasta. Durante las semanas que dura el rodaje, ávida de nuevas experiencias, Anne va descubriendo las satisfacciones de un trabajo apasionante, embriagada por la sensación de verse reconocida y admitida por todo el equipo, «fascinada por la sensación de existir por unas semanas sin pasado, sin familia, en el único marco del trabajo conjunto, día tras día». Pronto se instaura entre el director y la intérprete una relación muy particular. El cineasta, hombre maduro, autoritario y posesivo que pretende mantener la exclusividad de los contactos con Anne, y ella, la joven, ahora insegura, complaciente, atenta a la más mínima mirada del maestro, a sus exigencias, sus ambigüedades, su duplicidad. ahora ingenuamente risueña, seductora, deseosa de darle la espalda a su infancia y de enfrentarse a la vida con una nueva seguridad. En parte novela autobiográfica, en parte relato de iniciación, La joven nos transporta al rodaje de una película clave del cine de autor de los años sesenta, a la vez que evoca con intensidad la figura de uno de los grandes cineastas del siglo xx.