No hay negociación, boda o reunión amistosa que se precie sin la culminación en la mesa de una buena comida. Jaime Peñafiel recorre la historia de nuestra Monarquía, en la que sus encuentros con dirigentes de todo el mundo se han coronado siempre alrededor de una mesa.
Jaime Peñafiel se licenció en Derecho por la Universidad de Granada y posteriormente en Periodismo por la de Navarra. Trabajó como reportero en Europa Press, agencia para la que cubrió el viaje de Pablo VI a Tierra Santa; las bodas de Gracia de Mónaco y Rainiero y Juan Carlos y Sofía; el histórico viaje de Etayo emulando a Colón; el secuestro del trasantlántico portugués Santa María por Galvao, líder de la oposición al dictador Salazar; las guerra de los Seis Días, la argelino-marroquí, la de Ifni y la de Vietnam, así como los terremotos de Irán, Añadir y Perú. En 1966 pasó a trabajar para la revista ¡Hola!, en la que permaneció hasta 1984 y de la que fue redactor jefe. Fue su salto del reportaje de guerra a la llamada prensa del corazón, cubriendo más de cincuenta bodas reales, la coronación del sah del Irán, su boda con Farah y los fastos de Persépolis. Asimismo, ha acompañado a los Reyes de España en más de un centenar de viajes al extranjero.
Desde 1994 es columnista del diario El Mundo. En radio, trabajó para la Cadena COPE. En cuanto a su paso por la televisión, en 1994 dirigió la serie Mis bodas reales y Vida y Muerte de Don Juan, Conde de Barcelona para Antena 3. Ha sido comentarista en programas de televisión como Día a día, junto con María Teresa Campos, con quien también colaboró en Cada día. Desde 2006 ha colaborado en varios programas televisivos como Está pasando, Territorio Comanche, Hormigas blancas, La Noria y Sálvame, la mayoría emitidos por Telecinco. Es también autor de dieciséis libros, entre ellos Mis bodas reales; Historia de un matrimonio; El rey no abdica; La mesa está servida, majestad; El hombre que se acostaba con la reina; Los herederos; A golpe de memoria; Los tacones de Leticia; Letizia en Palacio y la trilogía formada por Dios salve a la Reina, Dios salve también al Rey y Quién salva al Príncipe.