La motivación de los nombramientos discrecionales, a pesar incluso de las normas que expresamente la imponen, ha sido desatendida regularmente con el beneplácito de importantes sectores doctrinales y lo que aún es peor con el consentimiento de una reiterada jurisprudencia que se extendía hasta nuestros días. Muy recientemente, sin embargo, una resolución del Tribunal Supremo (con ocasión de un controvertido y aireado nombramiento para un relevante cargo judicial) parecía inaugurar una distinta y esperanzadora trayectoria, si bien todavía es pronto para valorar si se trata de un efectivo cambio de rumbo o si y a ello apuntan los compases iniciales todo va a quedar en un frustrante amago. Esta publicación se destina a cuantos docentes o discentes, juristas teóricos como prácticos se interesan por un eficaz control judicial de la Administración.