GOGOL, NIKOLAI / SAURA MÚZQUIZ, ESTHER (Ilustración) / ESTHER SAURA MÚZQUIZ (Ilustración)
El protagonista de esta historia un buen día descubre con gran preocupación que ha perdido su nariz, hasta que la encuentra casualmente por la calle, dotada de vida propia...
La nariz es un relato que contiene muchos elementos frecuentes en la obra de Gógol: es humorístico, muy divertido, disparatado, un tanto surrealista, y al mismo tiempo está basado en personajes y ambientes muy reales, pertenecientes a la sociedad de su tiempo y situados en la ciudad en la que vivió: San Petesburgo. Utiliza esa combinación de realidad y fantasía, para hacer una caricatura de la sociedad rusa de su tiempo. En particular, critica la vanidad, la ambición de poder y el exceso de preocupación por las convenciones sociales. La nariz es una excelente forma de empezar a conocer a su autor. El compositor Shostakóvich creó una ópera basada en este relato. Las excelentes ilustraciones de Esther Saura Múzquiz iluminan esta edición.
Nikolái Vasílievich Gógol (Sorochintsy, Ucrania, 1809-Moscú 1852) nació en el seno de una familia de pequeños terratenientes. Cuando aún estaba en el instituto escribió su primera obra, el poema Hans Küchelgarten (1828). Las malas críticas recibidas lo impulsaron a abandonar la literatura, pero pocos años más tarde, en 1831, publicó la primera parte de Las veladas en Dikanka, que resultó ser un gran éxito. Ese mi smo año entró en contacto con los círculos literarios de San Petersburgo. En 1832 apareció la segunda parte de Las veladas y en 1835 las recopilaciones Mirgorod y Arabescos (en la que se incluían los cuentos «La perspectiva Nevski», «El diario de un loco» y «El retrato»). En 1836, desilusionado por las polémicas que provocó su comedia El inspector, dejó Rusia. De 1838 a 1842 residió en Roma. En su casa de la Via Sistina escribió «El abrigo», Roma y el primer volumen de Las almas muertas, que fue aclamado por la crítica y el público. Pero su salud física y mental, ya muy deteriorada, se derrumbó al no poder acabar el segundo volumen, cuyo manuscrito quemó poco antes de morir.