En 1970, cuando Román Gubern nos propuso cuidar de la edición de este libro, hablar de la novela policíaca, criminal, de misterio, o de ciencia ficción, era algo así como rebajarse al mundo de la subcultura y, para algunos, incluso, al mundo de la incultura. . . ya por entonces, este criterio nos parecía pura falacia. Por eso, creímos que la propuesta de Román Gubern era no sólo una excelente idea, sino que era, como él mismo dice muy bien en el prólogo, «un intento serio de reafirmar la significación cultural del género policíaco para aquellos exquisitos literarios que sistemáticamente lo ignoran o desprecian como ajeno a los parterres de la Kultur, y de proponer un fecundo y estimulante mosaico de sugerencias sobre el tema a aquellos que ya están convencidos de su importancia intelectual». Los textos que Román Gubern ha seleccionado para este volumen procuran enfocar desde varios puntos de vista la novela criminal. Así, las reflexiones de Antonio Gramsci, gran teórico marxista italiano, y las del cineasta soviético Sergei Mijailovich Eisenstein se centran principalmente en el problema de los orígenes sociales de la literatura policíaca durante el período de la revolución industrial y de la lucha de clases. Thomas Narcejac, coautor en la extensa Histoire des littératures, hace una síntesis histórica, apretada pero excelente, de la evolución del género policiaco. Incluimos también en esta antología un fragmento de Los crímenes de la rue Morgue en el que uno de los más célebres creadores del género, Edgar Allan Poe, examina la función de la observación, del análisis y de la imaginación en el complejo proceso de la deducción policíaca. En el escrito de G.K. Chesterton, uno de los grandes especialistas, puede comprobarse, como dice Jorge Luis Borges en su ensayo sobre este autor, que la novela policíaca clásica ha creado sus propias leyes deductivas rigurosas y una codificación hábil de recursos e intrigas. Hasta hace pocos años, la literatura criminal en España seguía siendo despreciada por la crítica estrictamente literaria. De hecho, sólo se ocupaban de ella sociólogos y psicólogos sesudos, que veían en su creciente difusión una manifestación y un síntoma de la neurosis propia de las sociedades industriales, alienantes y alienadas. . . Hoy en día, por suerte, el tiempo ha dado la razón a los amantes de este género, quienes, al fin, ya no tienen por qué ocultar su hasta ahora secreta afición. Por eso, si, hace unos años, publicamos estos textos críticos para ayudar al lector a reflexionar seriamente sobre la significación cultural de la novela criminal, hoy los reeditamos para contribuir a la total rehabilitación de este género que, por fin, parece ocupar el lugar que merece en el ámbito de la cultura literaria.