No recuerdo un día en que no haya buscado libros, confiesa Juan Bonilla, que refiere en estas páginas la historia de una pasión ?un vicio o un deporte, la bibliomanía? que es también o sobre todo una forma de vida. Su recuento no pretende ser ni una apología ni un ensayo histórico, sólo una memoria desordenada, porque la búsqueda de libros es así, desordenada y azarosa. Es su principal encanto, saber cuando sales de caza que no sabes con qué te vas a encontrar, lo que exige aquello que Nietzsche pedía para apreciar la melodía de la existencia: estar permanentemente atentos. Libros y librerías, innumerables pesquisas y muchas historias asociadas que componen, como los volúmenes delas colecciones personales, una suerte de autobiografía. Ya hace mucho que las metas se quedaron en la cuneta de los buenos propósitos y el deseo de búsqueda se cumple en sí mismo: la biblioteca es un organismo que rechaza la idea del todo y cree firmemente en el infinito. Siempre hay algún volumen por conquistar, alguno que está más allá, no sólo los que pertenecen al futuro, también los que se esconden en los pliegues del pasado.
Nació en el verano del 66 en Xerez. Ha vivido en Barcelona, Madrid, Roma,Londres y Sevilla. Aunque en su bibliografía se hacinan los títulos, él dice que en realidad sólo ha escrito un libro de poemas --repartido en tres volúmenes hasta hoy-, uno de ensayos --repartido en cuatro volúmenes-- y uno de relatos--repartido en cinco volúmenes, entre los que está El Estadio de Mármol (Seix Barral, 1995). Además, es autor de las novelas Yo soy, yo eres, yo es (1995), Nadie conoce a nadie (1996), que fue llevada a la gran pantalla por el director Mateo Gil, y Los príncipes nubios (2003), con la que ganó el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral. Es coordinador de la revista Zut.
Web sobre el autor