Un historiador, que oposita en busca de una cátedra universitaria, hace temblar a los miembros del tribunal que le examina, planteándoles un argumento polémico: la Historia se escribe y se enseña de acuerdo a los intereses del presente. Durante un intenso diálogo, el opositos ve cómno se alejan sus opciones a la cátedra, con la misma rapidez con la que ante el lector se desvanece el mito de la objetividad histórica. La idea de que la Historia se escribe desde el presente no es novedosa, en los años 70 Hayden White desarrolló la idea de la Historia como narración y después Keith Jenkins reelaboró la idea de la invención de la Historia, seguidos por una legión de autores posmodernos. La mayor aportación de este relato consiste en la defensa de que la Historia no sirve para contar el pasado, sino para crear el futuro. La Historia no sería, por tanto, una escuela sino una generadora de utopías.
Nacido en Madrid en 1960, es licenciado en Geografía e Historia, especialidad de Historia Antigua y Medieval. Es autor de tres novelas: El olor de las especias (2002), Ladrones de tinta (2004), ganadora del I Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza y del I Premio Espartaco a la mejor novela histórica editada en español, concedido por la Asociación Semana Negra, y El gabinete de las maravillas (2006), que volvió a obtener el Premio Espartaco en el año 2007. En el año 2005 publicó Las flores de otoño, colección de artículos que componen una guía de lectura de varias obras del Siglo de Oro.