En esta tercera novela de la colección, Cloe, la chica francesa del cuarteto, está atravesando un mal momento. Las navidades en París con su familia, el divorcio de sus padres, la presencia de una madre calculadora, y la aparente distancia de su hermana Sylvie, han hecho que estalle todo dentro de Cloe. La soledad se le hace insoportable y una mala experiencia en un botellón en la facultad de matemáticas desencadenará más confusión.
Menos mal que están sus amigas del cuarteto con quienes podrá desahogarse. Y la historia de una partitura rota que le envía su abuelo, y encierra una historia familiar sin resolver.
Las protagonistas de esta serie son cuatro chicas que comparten estudios de cuerda en el conservatorio de Oviedo, y que han de compaginar el duro trabajo de la música con los estudios obligatorios, lo cual puede hacerlas diferentes por el nivel de disciplina necesario para poder realizar ambas tareas. Además son jóvenes, sueñan, se enamoran, valoran la amistad, piensan en cómo será el futuro laboral... Son compañeras de casi todo, pero ninguna se parece a la otra. Carmen convive con sus complejos y con una hermana mayor «triunfadora» a la que admira. Carla, pasa por ser la pija bonita del curso, comparte vida con una madre «demasiado perfecta» y sufre el abandono incomprensible de su padre. Cloe, la más excéntrica, vestida de negro riguroso, francesa, de padre español, desvinculada de su núcleo familiar por el reciente divorcio de sus padres, tal vez la que tiene más claras sus pasiones profesionales. Celia, a pesar de su carácter extrovertido y de ser la líder indiscutible, es posiblemente la que más se esconde.
Es asturiana. Licenciada en Filosofía Española y Trabajo social, también estudió derecho. Durante un tiempo fue conocida como poeta por haber ganado el Premio Internacional de Poesía Cálamo. Posteriormente entró en el mundo del periodismo en el que sigue colaborando y que compagina con su labor literaria. Después de escribir novelas para adultos, se adentró en el mundo de la literatura infantil y juvenil, donde ha ganado muchos premios: White Ravens 2001, el XIII Premio Ala Delta. En 2004 obtuvo el Premio de la Crítica de Asturias por El puente de los cerezos. Este mismo libro fue seleccionado al año siguiente por las Bibliotecas Nacionales de Venezuela como el mejor libro editado en castellano. En el 2007 quedó finalista en el premio Lazarillo.