Contiene: Jan van Eyck: El matrimonio Arnolfini; Fra Angélico: La gran Anunciación; Sandro Botticefli: El nacimiento de Venus ; Domenico Ghirlandaío: Retrato de viejo y de niño; Leonardo da Vinci: La Gioconda; Quentin Metsys: El prestamista y su mujer; Lucas Cranach el Viejo: Virgen con niño; Jean-Antoine Watteau: Pierrot; Johannes Vermeer: Pierrot; Diego Velázquez: Las Meninas; Rembrandt: Autorretrato; Gerard Ter Borch: La lección de lectura; Georges de La Tour: Los comedores de guisantes; Francisco de Goya: Retrato de don Manuel Osorio Manrique de Zúñiga; William Turner: La tormenta de nieve; Eugéne Delacroix: Botzaris soprende el campamento de los turcos al amanecer; Gustave Courbet: Muchacha con gaviotas; Claude Monet: La urraca; Édouard Manet: Ramo de violetas y abanico; Giuseppe Arcimboldo: El verano; Pieter Brueghel: Juegos de niños; Edgar Degas: Bailarina posando para un fotógrafo; Henri Matisse: El taller rojo; Paul Cézanne: El monte Sainte-Victorie visto desde Lauves; Édouard Vuillard: La cena de Annette; Paul Gauguin: Te aríi vahine; Vassily Kandínski: Cuadro con mancha roja; Paul Klee: Ciudad engalanada; Fierre Bonnard: El gato blanco; Edvard Munich: El grito; Georges Seurat: El circo; Vincent van Gogh: Segador; Robert Delaunay: Alegría de vivir; Kazimir Malevitch: Cabeza de campesino ruso con barba negra; Pablo Picasso: La mujer que llora; Marc Chagall: Los novios de la Torre Eiffel; Jean Dubuffet: El parto; Pierre Alediinsky: Zombie; Andy Warhol: Marilyn, al derecho; Pierre Soulages: Pintura; Yves Klein: Monocromo azul, sin título; Rene Magritte: La cuerda sensible; Nicolás de Staél: Las gaviotas; Jackson Pollock: Número 4; Frida Kahlo: El ciervo herido
El arte es vasto como el mundo.
Marie Sellier te propone entrar libremente en él y te lleva a descubrirlo.
Su camino, a la vez personal y universal, está marcado por cuadros, temas, palabras que se llaman entre sí y se encadenan.
Para recorrerlo, la autora ha elegido cuarenta y cinco cuadros de todos los tiempos y de todos los países, algunos muy conocidos y otros no tanto. Sobre cada uno de ellos, y sobre cada artista, dice lo esencial, en palabras simples que buscan ante todo dirigir la mirada. Sigue la dirección que te marcan las páginas de este libro y adéntrate en el territorio bello e inquietante que se abre ante ti: la pintura.