Hacer puntería es una experiencia muy común que nunca ha sido objeto de análisis teórico. Ni siquiera Ortega se detuvo en la dificultad de precisar qué es en rigor lo que hace el cazador que apunta al objetivo, o mejor aún, sin mediación de armas, el jugador de petanca, el lanzador de dardos, el baloncestista, etc. La meditación sobre en qué consista el cálculo del lanzamiento y sobre la razón de que el acto resulte por principio falible conduce al examen de la diversa participación del yo, el cuerpo y la actividad perceptiva en la ejecución del tiro. El «pulso» que espontáneamente se atribuye al buen lanzador y el «tino» en que se cifra su éxito no sólo admiten una descripción genérica, conceptual, sino que ofrecen una perspectiva verdaderamente singular sobre tesis básicas de la fenomenología de Husserl o de Heidegger.
Agustín Serrano de Haro es Investigador del Instituto de Filosofía del CSIC de Madrid.