Isabel II es una personalidad sumamente controvertida. Comenzó su reinado en 1843, cuando apenas tenía 13 años y le correspondió presidir la vida institucional española en una época de fuertes transformaciones y procesos revolucionarios. Se ha dicho de ella que carecía de capacidad política, que tenía una vida sentimental inapropiada, que era un instrumento de los conservadores, pero también que era una mujer generosa, que favoreció el desarrollo y la modernización y que realizó un activo mecenazgo de las artes. Indudablemente, el hecho de que fuese mujer, la primera Reina constitucional de España, auspició algunas de las críticas.