En el otoño de 1988 salió a la calle la Susi, a hacer de las suyas. Descarada, destrozona, arbitraria, se puso a interpretar con su particular genio la actualidad española y a «perpetrar» unos artículos que han cosechado montones de fans, pero que no han hecho mucha gracia a los personajes objeto de sus dardos maliciosos. Azote de famosillos y celebridades de todo pelaje, testigo de los avatares veraniegos de la Familia Real en Marivent o cronista sarcástica del acontecer político nacional desde su particular observatorio del islote de Perejil, de verano en verano se ha dedicado con todo ímpetu a no dejar títere con cabeza. Este año quería por fin descansar de tanta pasión iconoclasta. Pero, forofa confesa del Real Madrid, al transformarse el club en un absoluto Olimpo con la contratación de David Beckham, la Susi quiso estar allí. Y por la divina voluntad de Eduardo Mendicutti, se convirtió en adjunta del director deportivo del equipo, Jorge Valdano. En ese altar masculino, cruel y fascinante, con sus víctimas y verdugos, la Susi, irónica, deslenguada y sensible, pone en práctica sus ideas y sus métodos disparatados para afianzar el «efecto Beckham», una virilidad publicitaria y rentable que quiere sacar a la luz el lado vanidoso de los jugadores, rociarlos de glamour y convertirlos en estrellas tan coquetas, audaces y atrevidas como «divinas de la muerte».
Eduardo Mendicutti nació en
Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) en 1948. En 1972 se trasladó a Madrid, donde
obtuvo el título de periodismo y donde vive desde entonces. Ganador de premios
como el Café Gijón y Sésamo, ha publicado más de diez obras, todas ellas con
gran éxito de crítica y de público, que han sido traducidas a diversos idiomas.
Dos de sus novelas, El palomo cojo y Los novios búlgaros, han inspirado sendas
películas homónimas dirigidas, respectivamente, por Jaime de Armiñán y Eloy de
la Iglesia. En 2002, su novela El ángel descuidado ganó el Premio Andalucía de
la Crítica.