GOETHE, JOHANN WOLFGANG VON / JOHANN WOLFGANG VON GOETHE
Werther encarna a la perfección al héroe romántico. Un personaje trágico e inmortal.
En un momento en el que, gracias al auge de la novela, el hábito de la lectura se extiende a un amplio espectro social, aparece Las penas del joven Werther, novela que nos permite acceder a las sacudidas y tormentos que provoca el desamor en un espíritu sensible. El Werther, primera obra de la literatura alemana que pasa a formar parte de la literatura universal, se convirtió, desde su aparición en 1774, en un bestseller y en un clásico al mismo tiempo. Sin embargo, su popularidad ha perjudicado, a veces, el reconocimiento de su calidad literaria, que reside en la complejidad formal, la impronta contemporánea de su nueva concepción de lo trágico y la hondura psicológica de sus personajes. Werther no sucumbirá ante ningún fatum personal o circunstancias externas, sino ante sí mismo y ante sus propias fuerzas destructivas, dando una nueva forma a lo inevitable de la tragedia. Con esta novela Goethe alcanzó en vida la inmortalidad del artista, del genio.
JOHANN WOLFGANG GOETHE (1749-1832) fue un hombre de saber enciclopédico, que con su vasta obra, que abarca desde poesía hasta tratados científicos, rompió con la encorsetada tradición de la Ilustración y abrió las puertas al movimiento romántico. Tras pasar su infancia y adolescencia en Fráncfort del Meno arropado por una familia de cierto estatus social y político, se trasladó primero a Leipzig y luego a Estrasburgo para estudiar Derecho. Durante su etapa universitaria, Goethe empezó a escribir. Se inició con la poesía, pero no se limitó a ella, también hizo incursiones en el ensayo y en el teatro (Götz von Berlichingen, 1771), y colaboró con una revista de su ciudad natal. En 1774, en apenas un mes, escribió Las penas del joven Werther. . Al año siguiente de su Werther el duque Carlos Augusto de Sajonia le invitó a que se estableciera en la corte de Weimar, donde ejerció diversos cargos a lo largo de su vida. Goethe fijó su residencia definitiva en Weimar, aunque realizó constantes viajes, el más largo de ellos el de dos años (1786-1788) que le llevó a diferentes ciudades italianas y durante el cual escribió los dramas Ifigenia en Táuride, Egmont y buena parte de Torquato Tasso. También durante su larga estancia en Italia empezaría a trabajar en su Fausto, obra cumbre de la literatura universal, cuya gestación se prolongaría prácticamente hasta el final de su vida (la primera parte vio la luz en 1806 y la segunda en 1831, un año antes de su muerte). Entre sus obras posteriores destacaron sobre todo sus novelas Años de aprendizaje de Wilhelm Meister (1796), Germán y Dorotea (1798), Las afinidades electivas (1809) y Años de peregrinaje de Wilhelm Meister (1821