Hace más de dos mil años, una nave fenicia zarpó de Cartago con rumbo a Oriente. Llevaban una pequeña talla del dios Melqart para que les protegiera durante el viaje, pero una fuerte tempestad arrastró el barco a la deriva y lo hizo naufragar frente a las costas brasileñas. Dos mil años más tarde, una compañía de este país fondea su plataforma para extraer diamantes frente a la isla de Teimada cuando descubren una misteriosa imagen. El Gobierno, que atraviesa una de sus peores crisis, da orden de suspender la explotación y encarga al arqueólogo submarino Marco Arnei que recupere la talla y verifique su origen. Si se trata de una estatuilla fenicia, estaríamos ante la evidencia de que fue este pueblo, y no Cristóbal Colón, el primero en llegar a América. Lo que Marco no sabe es que además de luchar contra el ejército de serpientes que protege a Melqart desde hace siglos, se verá involucrado en una trama en la que la prensa, apoyada por la Oposición, procurará abortar el proyecto para hundir al maltrecho Gobierno.