LINDGREN, ASTRID / BERG, BJORN (Ilustración)
Emil tiene 5 años y vive en una granja. Sus travesuras son siempre divertidas y sus ocurrencias tienen revolucionado a todo el pueblo. Es ingenioso, alegre y cariñoso y aunque sus intenciones son siempre buenas, a veces acaba metiéndose en líos. Este libro está inspirado en las historias y anécdotas que el padre de Astrid le contaba de cuando él era un niño. Con ilustraciones a color de Björn Berg, este libro, primero de una serie de 6 tomos, es perfecto para los primeros lectores gracias a su tipografía grande y sencilla. Todos queremos un mundo mejor, vivir en armonía y llegar a ser la mejor posibilidad de nosotros mismos. Pero ¿cómo hacerlo y por dónde empezar Astrid Lindgren estaba convencida de que hay que empezar desde cero. Desde la infancia. Las niñas y los niños serán más felices y más inteligentes si viven como Emil, el personaje de Astrid: jugando. Como la mayoría de los niños, Emil aprende a través de lo lúdico: a veces sus travesuras crean problemas y, resolverlos con inteligencia y aprender que las cosas no siempre salen como se planean, forma parte de la aventura de crecer. Este año celebramos
Astrid Lindgren nació en Näs, una granja de color rojo muy cerca de Vimmerby, en Suecia, el 14 de noviembre de 1907. Es una de las escritoras de libros para niños más leídas del mundo y ha sido traducida a 107 idiomas. Siempre estuvo del lado de la infancia, ese lugar que nunca quiso abandonar. A los niños les dio el poder de ser independientes y ellos siempre estuvieron de su parte. Durante toda su vida se opuso a la injusticia y se convirtió en una de las más importantes creadoras de opinión. Con 68 años escribió un artículo para el diario sueco Expressen, titulado Pomperipossa en Monismania, denunciando el sistema de impuestos sueco; la consecuencia fue la reforma de la legislación fiscal y la caída del gobierno de ese momento. Gracias a ella se promulgaron leyes como la que se aprobó en 1988 contra el maltrato animal, conocida como «Ley Lindgren» en su honor, o la de 1979 contra la violencia infantil, que nace de su discurso «¡Violencia, jamás!». Astrid Lindgren siguió subiéndose a los árboles durante toda su vida y nunca perdió la mirada de niña ni el humor.