En el Libro de las fundaciones ofrece Teresa de Jesús la crónica más viva de su apasionante aventura, que, partiendo del corazón de Castilla, se extendió por toda España y traspasó pronto sus fronteras. Es como una gran película que supera con mucho la narración de unas fundaciones de conventos para abrir ante nosotros el cuadro de una época clave de España y de la vida cotidiana de entonces. Pero, al mismo tiempo, nos decubre hasta los repliegues más íntimos del proceso interior de una gran mujer. Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española y uno de los primeros especialistas teresianos, ha preparado una cuidada edición del texto, fiel a su autógrafo, y evidencia en su estudio lo que Azorín decía: que, en cuanto al estilo, Teresa de Jesús es más lección que Cervantes, porque en Cervantes encontramos el castellano ya hecho, mientras que en ella vemos cómo se va haciendo.
Santa Teresa de Jesús, también conocida como Teresa de Ávila, (1515-1582) heredóde su madre el gusto por la lectura de vidas de santos y novelas de caballerías. A pesar de la inicial reticencia de su padre, ingresóa los veinte años en el convento Carmelitano de la Encarnación. Su vocación religiosa la llevóa emprender la fundación de quince conventos por Castilla y Andalucía, empresa que se recoge en el Libro de las fundaciones. Escribióacerca de la vida espiritual en Camino de perfección, que recoge el ideal de la Descalcez y en Las moradas del alma, que recoge consejos para la vida mística. Otras de sus obras más conocidas son sus Poesías y el relato de su vida, Vida de Santa Teresa de Jesús. Es uno de los grandes ejemplos del humanismo en España, alabada ya en su tiempo por la pureza de estilo, la gracia y la elegancia de su escritura.