Giorgio Vasari (1511-1574), pintor y arquitecto, fue hombre de intereses muy diversos, capaz de poner en pie tanto el palacio de los Uffizi como el arco triunfal para la coronación de Carlos V, o la escenografía de una comedia de Pietro Aretino. Refinado y cosmopolita, fue uno de los primeros en tomar conciencia del papel del artista moderno en la sociedad surgida de la crisis del Renacimiento.