Globalización no significa uniformidad, que todo sea igual. Vivimos en el mundo del capitalismo globalizado, sí, pero esto no quiere decir que todo sea capital. Existen las afueras de este, los espacios bárbaros, otros modos de explotación, obviados hoy por el sonoro cuento de la aldea global, que han de ser también estrictamente descritos. La mistificación que está en el Pensamiento Único alcanza a no pocos de sus críticos. Proyectar nociones derivadas de la analítica del capital sobre la totalidad del espacio planetario o la pobreza mundial se antoja en este ensayo un error estratégico mayúsculo. Es preciso matizar el discurso del «contraimperio» [Hardt y Negri]. Porque, después de Auschwitz y el Gulag, sólo cabe al intelectual un compromiso: no perder de vista a las víctimas bajo ningún concepto. A tal efecto el autor del libro defiende la vigencia de la estructura llamada modo de producción como punto de partida para un análisis materialista de lo que hay tanto dentro como fuera de «la subsunción real del trabajo en el capital» [Marx].