A principios de los años cuarenta, bastaba con que un miembro de la Policía Armada se levantara de su asiento en un campo de fútbol y se volviera a mirar a la grada para que los espectadores de aquel sector se callaran, o que un guardia civil entrara en el casino del pueblo para que el que estuviese hablando alto bajase la voz. No era necesario que hiciera nada: su simple presencia garantizaba el «orden público», que era una de las obsesiones de Franco y el pilar básico de su régimen dictatorial. Poco a poco, el ejercicio de la función policial fue complicándose, pues su presencia dejó de intimidar y la contestación al sistema aumentó de manera considerable: sobre todo los obreros y los estudiantes, pero también los sectores profesionales, muchos intelectuales y algunos miembros de la Iglesia comenzaron a ejercer acciones directas de protesta. Las manifestaciones se sucedían, y los policías eran el único medio del Estado para hacer frente a tantos adversarios. De esta manera, los grises se convirtieron en e1 rostro represivo del régimen y en el objeto de odio de la gente, a pesar de que sufrían igualmente la precariedad laboral y la falta de libertad y de que en muchos casos estaban de acuerdo con las reivindicaciones de sus conciudadanos. Varias generaciones de españoles corrieron delante de estos hombres de uniforme inconfundible y rostro desconocido que protegían con sus porras los valores caducos de la dictadura. Después de tanto tiempo de silencio oficial, el escritor y ex gris Julián Delgado nos ofrece por fin el testimonio vivo de aquella época desde el otro lado de las barricadas, narrado con rigor histórico y con el talento de un espléndido cronista, y realiza un recorrido por los principales conflictos de seguridad y de orden público que hubo en España desde el final de la guerra civil hasta la época de la Transición. Los grises se alza así como uno de los libros imprescindibles para conocer la cara oculta de nuestra propia historia.
En 1996, Julián Delgado comenzó a escribir Redención de un nazi, su octavo libro. Ingresó en la Academia General Militar en 1957, y estuvo destinado en la Legión, en el Sáhara, hasta 1965. Se incorporó a la Policía Armada de Barcelona, donde compatibilizó su trabajo con el estudio de las carreras de Psicología y Derecho.