Amos Barton entra como nuevo vicario en la parroquia de Shepperton. Pronto quiere realizar cambios en la liturgia dominical mientras los parroquianos son reacios a cualquier tipo de cambio. En este momento, empieza una etapa en la vida de la comunidad en la que abundan los chismorreos y los prejuicios. Incluso la mujer de Amos Barton, la sacrificada Milly, no se libra de los comentarios de sus vecinos al acoger en su casa a una mujer cuando su propia situación económica es precaria. La reacción de la comunidad es implacable, reacción que se suaviza ante la tragedia que se avecina.