Los inocentes (1959) refleja el universo de la Guerra Civil desde la mirada de un adolescente de catorce años que vive en la retaguardia republicana. Pero, como afirma Constantino Bértolo en el prólogo que ha escrito para esta edición y en el que contextualiza la novela, su excentricidad respecto a la literatura del exilio tiene que ver con la sabia utilización, dentro de una historia de calado colectivo, de motivos y tonos típicos de la literatura del existencialismo, cuyas claves Lamana conocía bien. Esa modernidad impertinente es, precisamente, lo que la sitúa en una posición a la vez de vanguardia y periférica respecto a la narrativa del exilio. Novela de pérdida y de aprendizaje, Los inocentes merece sin duda un puesto destacado en la literatura de posguerra.