Enrique Jardiel Poncela (1901-1952) fue narrador, autor, director teatral y guionista cinematográfico. Su obra surge de la peculiar unión del teatro de humor castizo con las ideas literarias de vanguardia, pasadas por el cedazo de Gómez de la Serna. Su humor, inverosímil, disparatado e imaginativo, es producto de una íntima insatisfacción, de una actitud crítica ante la sociedad: las situaciones insólitas y sorprendentes, el misterio y la intriga, el diálogo cínico y los chistes lingüísticos le sirven para distorsionar la lógica de lo cotidiano y dejar patente lo vulgar de la existencia. LOS LADRONES SOMOS GENTE HONRADA es una comedia de «simple y estricta diversión», porque en ella, según Jardiel, no hay «cimientos psicológicos, pasionales, metafísicos o filosóficos que la justifiquen».
Enrique Jardiel Poncela fue uno de los escritores españoles más rupturistas de la primera mitad del siglo XX. Dramaturgo, novelista y guionista, conoció a Manuel Machado, quien le animó en su vocación, y a Ramón Gómez de la Serna que ejerció una gran influencia personal y literaria sobre él. Su obra, relacionada con el teatro del absurdo, se alejó del humor tradicional acercándose a otro más intelectual, inverosímil e ilógico, rompiendo así con el naturalismo tradicional imperante en el teatro español de la época, lo que le supuso no pocas críticas. A esto hay que sumar sus posteriores problemas con la censura franquista. Sin embargo, el paso de los años no ha hecho sino acrecentar su figura, y sus obras siguen representándose en la actualidad, habiéndose rodado, además, numerosas películas basadas en ellas. De su producción teatral destacan Una noche de primavera sin sueño (1927), Angelina o el honor de un brigadier (1934), Cuatro corazones con freno y marcha atrás (1936), Eloísa está debajo de un almendro (1940) y Los ladrones somos gente honrada (1941). Entre sus novelas más destacadas figuran Amor se escribe sin hache (1929), ¡Espérame en Siberia, vida mía! (1930) y La «tournée» de Dios (1932).