Narra la historia de una funcionaria neoyorquina, relegada en el escalafón estatal. Para salvar lo que ella siente como una humillación, inventa un golem y gracias a él... ¡llega a ser alcaldesa! Pero su carrera ascendente durará poco, e inmediatamente acontece la caída, igualmente llena de ironía.
En una línea que viene de Cervantes y Kakfa, pero también de la novela victoriana y Henry James, Ozick inventa una mitología moderna.
Verdadera maestra en el arte de narrar, Ozick se divierte y nos divierte con un universo cargado de humor judío, erudición centroeuropea, y un gusto por los personajes absolutamente singulares y desopilantes.