El primer día de invierno de 2016 se juntaron en Irún Eduardo Madina y Fermin Muguruza. La excusa fue una entrevista para el magazine 'Jot Down', aunque cualquier pretexto hubiera sido bueno para reunir en la misma mesa a estos dos vascos con trayectorias vitales aparentemente distantes. Madina, político socialista que sobrevivió a un atentado de ETA en 2002, y Muguruza, histórico líder de Kortatu y referente musical de Euskadi, compartieron café y conversación mientras el dibujante Alfonso Zapico retrataba el instante en su cuaderno. Aquellos bocetos fueron la génesis de 'Los puentes de Moscú', que es el relato de varias generaciones de jóvenes vascos cuya propia historia se dibuja en blanco y negro.
En el mundo de hoy, donde cada día se levanta un nuevo muro en alguna parte, hacen falta más puentes. Ésta es una historia de puentes, de seres humanos que, aún escasos y frágiles, ansían unir las dos orillas de una sociedad compartida. Alfonso Zapico, autor de cómic y contador de historias, se considera sobre todo ?dibujante de conflictos. Ninguno tan difícil de comprender ?y de explicar? como este de aquí. Tan cruel en sus pequeños detalles, tan doloroso en sus silencios. Dibujar los años negros de Euskadi es embarrar los zapatos en un charco. ¿Por qué lo hago? Por curiosidad, por ver la desembocadura. Tal vez el charco sea ya la desembocadura. Al fondo se ve el mar?, concluye el autor asturiano apoyándose en su admirado Claudio Magris.
(Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance. Café Budapest, su primer trabajo publicado directamente en España. Gana el Premio Nacional del Cómic 2012 con Dublinés, que se complementa y completa con La ruta Joyce, un cuaderno de viaje sobre la investigación que desarrolló tras los pasos del escritor. La tetralogía de La balada de norte, del que se han editado tres tomos es su colosal obra sobre la revolución asturiana de 1934, y homenaje a una forma de vida, la minería, que está en trance de desaparecer.