?La vida de Kant fue notable, no tanto por sus incidentes, como por su pureza y dignidad filosóficas no interrumpidas?.
Kant nace en la ciudad de Könisberg (antigua Prusia) en 1724. Sus padres, de condición social humilde, consiguieron que su hijo recibiera una buena educación gracias a la ayuda de un tío y un mecenas aristócrata sabedor del buen fondo del matrimonio. Estudia en la Universidad de Könisberg y en 1770 le asignan la cátedra de matemáticas, que pronto cambiará por la de lógica y metafísica. Para tal ocasión escribió un discurso donde se intuían ya las bases de su pensamiento filosófico, bases que cobrarán suma importancia en 1781 con la publicación de la Crítica de la razón pura.
Pero lo que de Quincey nos presenta aquí no es una biografía al uso, sino un recorrido por los últimos momentos de vida del filósofo, cuando estaba ya aquejado de una enfermedad que lo sumió en la más absoluta decrepitud, pero en la que de vez en cuando surgía la chispa del genio, el torrente de ideas y pensamientos que nos legó el gran filósofo de Könisberg, una de las mentes más preclaras en la Historia de la Filosofía.
Thomas de Quincey (Mánchester, 1785-Edimburgo, 1859) fue uno de los escritores ingleses más notables del romanticismo y también uno de los más polémicos. Hijo de un rico comerciante, se hizo adicto al opio en 1804, cuando estudiaba en Oxford. Nunca se graduó. Se hizo amigo íntimo de Coleridge, que lo integró en el grupo de los poetas lakistas junto a William Wordsworth y Robert Southey. De Quincey logró una notable popularidad en su época y su literatura influyó en escritores tan célebres como Edgar Allan Poe, Charles Baudelaire y Jorge Luis Borges.