Pocos minutos después de las cinco de la tarde del 17 de julio de 2005 una salvaje erupción de fuego que ascendía por la ladera de un barranco en Santa María del Espino (Guadalajara), segó la vida de los once miembros del retén de Cogolludo. Tan sólo se salvó el conductor de un camión que había llegado en su apoyo desde Soria. Esa tragedia marcó desde ese día la vida política y social de toda España el verano de 2005.