Lemuel Gulliver es el médico de un barco, que realiza unas travesías un tanto... ¡sorprendentes! Tras un grave naufragio, llega a la famosa isla de Lilliput, donde se ve atado por una red como si fuera un pez. Lo extraño del asunto es que quienes lo han atado son diminutos, ¡apenas miden 15 cm de altura! Más adelante, de nuevo embarcado, una terrible tormenta dejará a nuestro héroe en las playas de Brobdingnag, habitadas por personas gigantescas que lo tratan como a una mascota. A esta aventura le sigue una tercera incursión por una isla habitada por... científicos sin ningún sentido práctico y por otra en la que incluso conoce a Julio César. En su último viaje, por fin, llegará a la tierra de los caballos y los yahoos, seres primitivos incapaces de razonar, porque ahí son los animales quienes tienen conciencia. ¿El mundo al revés
Jonathan Swift (Dublín, 1667?1745) cursó estudios en el Trinity College y se ordenó sacerdote anglicano en 1695 tras una fallida experiencia como diplomático profesional en Inglaterra. Aunque inicialmente se alineó ideológicamente con el partido liberal, sus importantes diferencias de criterio con sus compañeros de filas lo llevaron a militar en el partido tory (conservador), cuando éste logró el poder en Inglaterra en 1710. En 1713 fue nombrado deán en la catedral de San Patricio, en Dublín. Los años siguientes, hasta que perdiera sus facultades físicas y psíquicas en el último lustro de su vida, están marcados por un sentimiento de soledad y amargura personal cada vez mayor, en contraste con una fama literaria creciente y con una inmensa popularidad como defensor de la causa irlandesa. Su epitafio, escrito por él mismo, reza: «Aquí yace el cuerpo de Jonathan Swift, déan de la catedral, en un lugar en que la ardiente indignación no puede ya lacerar su corazón. Ve, viajero, e intenta imitar a un hombre que fue un irreductible defensor de la libertad.»