Cuando la escritora Roxane Gay se autodenominó «mala feminista», se trataba de una broma, reconociendo así que no podía cumplir con los requisitos de la perfección del movimiento feminista. En una charla reflexiva y provocadora nos pide que aceptemos todos los matices del feminismo. Para ella vivimos en un mundo apasionante, lleno de distracciones que nos gustan y que nos obsesionan, incluso si van en contra de nuestros principios. Le gusta la música rap, aunque es consciente de los clichés sexistas de muchos de sus autores. También le gusta el cine absurdo, el color rosa, engancharse a series como Girls e incluso leer la revista Vogue. Roxane Gay utiliza ejemplos de la cultura pop y de su propia vida para poder hablar del aborto, de la maternidad, del acoso sexual, etc.